martes, 1 de junio de 2010

La Oración Más Sencilla


El mes de mayo tradicionalmente dedicado a la Virgen María, siempre nos trae a la memoria automáticamente, una de las oraciones más sencilla y popular de la Iglesia: El Santo Rosario.

Y curiosamente, finalizado el mes mariano, muchas veces también nos olvidamos de continuar rezando el rosario. Debemos de hacer el propósito de seguir haciéndolo, día a día, ya lo hicimos durante un mes, ¿por qué nos cuesta seguir haciéndolo?

Leyendo un articulo esta semana encontraba una pregunta interesante: ¿Por qué dices el Rosario?, y una de las respuestas que encontré decía: Es la oración más sencilla. Si tiene razón es la más sencilla y por su sencillez nos ayuda a entrar en contacto con nuestra Madre María, y lo más interesante de todo, es que la puedes hacer en cualquier parte, cualquier momento y lugar, caminando, sentado, arrodillado, de píe, en voz alta, en silencio, con la coronilla o con los dedos; basta solamente dedicarle un poco de nuestro tiempo.

El Rosario es la oración mariana por excelencia, nos ayuda a través de María, nuestra Madre a contemplar en oración los misterios de nuestra Redención. Nunca dejemos de Rezar el Rosario. Más aún si lo hacemos en familia, una familia que reza unida, permanece unida.

domingo, 2 de mayo de 2010

¡Habla con la sangre, y la sangre es la vida!


El 2 de Mayo, el Santo Padre Benedicto XVI,visito la ciudad de Turín en ocasión de la décima "Ostensión de la Sábana Santa", que tiene como tema "Passio Christi - Passio hominis" (Pasión de Cristo, pasión del hombre).

Después de venerar la "Sábana Santa", el Santo Padre pronunció una meditación; subrayo a continuación algunos extractos pronunciados por el Papa delante la "Sábana Santa".

"El Sábado Santo es el día del escondimiento de Dios, como se lee en una antigua homilía: "¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y soledad, porque el Rey duerme [...]. Dios en la carne ha muerto y el Abismo ha despertado" (Homilía sobre el Sábado Santo)"

"El Sábado Santo es la "tierra de nadie" entre la muerte y la resurrección, pero en esta "tierra de nadie" ha entrado Uno, el Único, que la ha recorrido con los signos de su Pasión por el hombre: "Passio Christi. Passio hominis". Y la Sábana Santa nos habla exactamente de ese momento, es testigo precisamente de ese intervalo único e irrepetible en la historia de la humanidad y del universo, en el que Dios, en Jesucristo, ha compartido no sólo nuestro morir, sino también nuestra permanencia en la muerte. La solidaridad más radical".

"En el Sábado Santo: en el reino de la muerte resonó la voz de Dios. Sucedió lo impensable: es decir, el Amor penetró "en los infiernos"; incluso en la oscuridad máxima de la soledad humana más absoluta podemos escuchar una voz que nos llama y encontrar una mano que nos saca afuera. El ser humano vive por el hecho de que es amado y puede amar; y si incluso en el espacio de la muerte ha llegado a penetrar el amor, entonces incluso allí ha llegado la vida. En la hora de la máxima soledad nunca estaremos solos: "Passio Christi. Passio hominis".

"La Sábana Santa ha quedado sumergida en esa oscuridad profunda, pero es al mismo tiempo luminosa; y yo pienso que si miles y miles de personas vienen a venerarla, sin contar a quienes la contemplan a través de las imágenes, es porque en ella no sólo ven la oscuridad, sino también la luz; más que la derrota de la vida y del amor, ven la victoria, la victoria de la vida sobre la muerte, del amor sobre el odio; ciertamente ven la muerte de Jesús, pero entrevén su Resurrección; en el seno de la muerte ahora palpita la vida, pues en ella mora el amor".

" ¿Cómo habla la Sábana Santa? ¡Habla con la sangre, y la sangre es la vida! La Sábana Santa es un icono escrito con sangre; sangre de un hombre flagelado, coronado de espinas, crucificado y herido en el costado derecho. La imagen impresa en la Sábana Santa es la de un muerto, pero la sangre habla de su vida".

viernes, 30 de abril de 2010

Oremos con el Papa Benedicto XVI


INTENCIONES DE ORACIÓN DEL PAPA PARA EL MES DE MAYO
Unámonos a la Oración del Papa, haciendo nuestras sus intenciones para este mes de Mayo.

La Intención General para el mes es:

"Para que se ponga fin al vergonzoso e inicuo comercio de seres humanos, que tristemente involucra a millones de mujeres y niños".


La Intención Misional es:

"Para que los ministros ordenados, las religiosas, religiosos y los laicos comprometidos en el apostolado, sepan infundir entusiasmo misionero a las comunidades confiadas a su cuidado".

domingo, 18 de abril de 2010

El Padre Elías: Un Apocalipsis



Recientemente termine de leer una obra que tiene como titulo “El Padre Elías: Un Apocalipsis” del escritor católico Michael D O’Brien. Es una Obra que hay que leer, aquí les dejo un comentario para invitarles a su lectura:

El padre Elías: Un apocalipsis.
Un fraile lleva veinte años encerrado en su monasterio Carmelita, en la montaña del profeta Elías, sumido en la contemplación. Un día recibe una llamada del Vaticano. El Papa querrá confiarle una importantísima y delicadísima misión: penetrar en el entorno de un poderoso político para corroborar si se trata del Anticristo. Es necesario reducir al mismísimo Presidente y hacer fracasar sus pretensiones, ganando así el tiempo suficiente para que la Iglesia cumpla con sus fines.

En su misión, el padre Elías Schäfer se encuentra con que no sólo ha de hacer frente a un cúmulo de conspiraciones y afrontar una crisis que afecta al destino de la Iglesia, sino que también ha de reencontrarse con su propio pasado -tan denso como fantasmagórico- como joven judío, como hombre casado, como víctima del nazismo… Este extraordinario hombre tendrá que enfrentarse no sólo a un temible enemigo exterior... sino también al enemigo que todos llevamos dentro.

Michael O’Brien consigue en esa impactante novela explorar el estado del mundo moderno, los puntos fuertes y las flaquezas del escenario religioso contemporáneo, a través de un personaje de carne y hueso, con el que nos es fácil descubrir cómo en nuestro mundo actual, el Anticristo no es un demonio disfrazado, sino que es un hombre, un hombre de hoy en día que vive en un momento real y es seguido por personas reales, probablemente a causa de una mezcla de apostasía, vanidad y afán de poder.

domingo, 4 de abril de 2010

Noche Maravillosa


Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.

Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?

¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.

...¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!

Te rogarnos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.

Amén

viernes, 2 de abril de 2010

Jesús es colocado en el Sepulcro


"Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús –pero secretamente, por temor a los judíos– pidió autorización a Pilato para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se la concedió, y él fue a retirarlo. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, y trajo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unos treinta kilos. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había una huerta y en ella, una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado". (Juan 19,38-40)



MEDITACIÓN

Con la piedra que cierra la entrada del sepulcro, parece que todo haya acabado realmente. ¿Pero podía quedar prisionero de la muerte el Autor de la vida? Por eso, el sepulcro de Jesús, desde entonces hasta hoy, no sólo se ha convertido en el objeto de la más conmovedora devoción, sino que también ha provocado la más profunda división de las inteligencias y de los corazones: aquí se divide el camino que separa a los que creen en Cristo de los que, por el contrario, no creen en él, aunque a menudo lo consideren un hombre maravilloso.

Efectivamente, aquel sepulcro quedó vacío muy pronto y jamás se ha podido encontrar una explicación convincente de por qué quedó vacío, excepto la que dieron María Magdalena, Pedro y los otros Apóstoles, los testigos de Jesús resucitado de entre los muertos.

Ante el sepulcro de Jesús detengámonos en oración, pidiendo a Dios esos ojos de la fe que nos permitan unirnos a los testigos de la resurrección. Así, el camino de la cruz se convertirá también para nosotros en fuente de vida. (Card. Camillo Ruini. Meditaciones del Via Crucis en el Coliseo, 02/IV/2010).

martes, 23 de marzo de 2010

Mons. Romero En La Catedral De Westminster



Nos encontramos en las celebraciones del XXX aniversario del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero,quiero recordar uno de los gestos con él cual se ha querido hacer honor a su vida y su mensaje. Unas de las afirmaciones que se pueden escuchar en relación a Mons. Romero es aquella que dice: “Mons. Romero es el salvadoreño más conocido y universal de la historia de nuestro país”. Por tal motivo la colocación de su figura en la fachada occidental de la catedral de Westminster, en el corazón de Londres, confirma esta afirmación que, a primera vista, pudiera parecer exagerada.

La catedral de Westminster, se comenzó a construir en 1245, es la primera Iglesia de la confesión anglicana, una de las más representativas del ámbito protestante. Es una catedral con una larga tradición histórica, tanto religiosa como social, y el centro de referencia del mundo anglosajón. En su interior descansan los restos de los mejores representantes de la tradición cultural y religiosa de la lengua inglesa. En ella son coronados los reyes ingleses.

La Iglesia anglicana rinde tributo y pone como ejemplo a diez personalidades cristianas del siglo veinte, procedentes de diferentes confesiones, géneros, estados, continentes y culturas, es un acto ecuménico de alcance universal. El denominador común de estos diez cristianos —entre quienes se encuentran, además de Monseñor Romero, Martin Luther King (1969), un incansable defensor de los derechos civiles de la gente de color en Estados Unidos; Maximiliano Kolbe (1941), un franciscano que se ofreció a ser ejecutado en un campo nazi de concentración en lugar de un padre de familia; Dietrich Bonhoeffer (1945), un pastor luterano y teólogo importante, asesinado por los nazis; Jasnani Luwun (1977), arzobispo de la Iglesia anglicana de Uganda, asesinado durante el régimen de Idi Amín; la duquesa Elizabet (1918), asesinada por los bolcheviques y santa de la Iglesia ortodoxa rusa; Esther John (1960), evangelista presbiteriana, presuntamente asesinada por un fanático musulmán; Manche Masemola (1928), conversa anglicana, asesinada por sus padres, quienes eran animistas, a los dieciséis años, en Sudáfrica; Lucian Tapiedi (1942), asesinado durante la invasión japonesa a Papúa (Nueva Guinea); Wang Zhiming (1972), pastor evangelista, asesinado durante la revolución cultural— es haber sido asesinados por su compromiso con el evangelio y la justicia.

Mons. Romero entra así en la historia de la Iglesia Anglicana como un mártir de la fe y de la justicia. El mensaje de Mons. Romero era el Evangelio, es por eso que puede ser cercano y querido por aquellos que buscan la paz y la justicia en un mundo cada vez más dividido por el pecado.

Así pues debemos reconocer y hacer valer el testimonio de Mons. Romero, llamados a proteger el testimonio de vida de nuestro pastor, como lo que es, la de un pastor lleno de fe, esperanza y caridad, como el pastor que da la vida por sus ovejas. Y no como lo quieren hacer ver muchos, bandera de ideologías, comparándolo hasta con el “Che” Guevara, no debe ser así. Mons. Romero fue mucho más que eso, fue “el testigo fiel que cumple la voluntad del Padre”, Debemos decir como dijo una vez el Papa Juan Pablo II “Mons. Romero es nuestro”.

domingo, 14 de marzo de 2010

EL DOMINGO DE LA ALEGRIA



En plena cuaresma, el Cuarto Domingo es el llamado “laetare”, del regocijo, de la alegría. En realidad nunca la cuaresma ha estado reñida con la alegría. La cuaresma no es tristeza: es moderación y esperanza. Y ello, pues, está perfectamente reflejado en este domingo que toma su nombre de la primera palabra de la antífona de entrada: “Regocíjate, Jerusalén, vosotros, los que la amáis, sea ella vuestra gloria. Llenaos con ella de alegría, los que con ella hicisteis duelo, para mamar sus consolaciones; para mamar en delicia a los pechos de su gloria”. Jesús, además, nos va a narrar la hermosa parábola del Hijo Pródigo (Lc 15,1-3,11-32), donde asistimos a la revelación notable de un Dios cariñoso y tierno, que espera, con los brazos abiertos, la vuelta de todos los hijos alejados. El premio al regreso es una fiesta. La misma que acontece en el cielo cuando un pecador, arrepentido, vuelve a casa.

La parábola del Hijo pródigo es uno de los textos más conocidos del Evangelio, fácilmente la recordamos y nos sentimos identificados con el personaje del Hijo Pródigo. Incluso cuando escuchamos esta parábola rápidamente recordamos la pintura de Rembrandt.

El cuadro "El regreso del hijo pródigo". Es quizás es la última obra de Rembrandt, pintado al final de su vida, en el año 1669. A continuación algunas ideas que nos ayudan a apreciar mejor esta “obra maestra” de la pintura y que al mismo tiempo nos ayuden a contemplar el Evangelio de este Domingo.

Los rostros y las miradas: Merece contemplarse detenidamente el rostro del Padre, que se muestra íntegro, y los rostros de los dos hermanos, que sólo aparece en una de sus lados. La mirada del Padre aparece cansada, casi ciega, pero llena de gozo y de emoción contenidas. La cara del hijo menor trasluce anonadamiento y petición de perdón. El rostro del hermano mayor aparece resignado, escéptico y juez. El hijo mayor, correctamente ataviado, surge en el cuadro desde la distancia.

La fuerza del abrazo y de las manos del Padre: La centralidad del cuadro, el abrazo del reencuentro entre el Padre y el hijo menor, emana intimidad, cercanía, gozo, reconciliación, acogida. El Padre estrecha y acerca al hijo menor a su regazo y a su corazón y el hijo, harapiento y casi descalzo, se deja acoger, abrazar y perdonar. El Padre impone con fuerza y con ternura las manos sobre su hijo menor. Son manos que acogen, que envuelven, que sanan -el simbolismo del gesto cristiano y religioso de la imposición de las manos-.

Simbolismo e interpelación: El cuadro nos interpela acerca de nuestra propia vida cristiana en clave de hijo menor -¡tantas idas y venidas!, ¡tanto buscarnos sólo a nosotros mismos, raíz del pecado!, ¡tantas mediocridades y faltas!- y de hijo mayor -el que todo lo sabe, el perfecto, el bien ataviado, el responsable, el cumplidor, el irreprensible, el juez que también se busca sólo a sí mismo y está lleno de soberbia soterrada- que cada uno de nosotros podemos llevar encima y ser.

Nos llama y nos urge a ser el Padre de la parábola, en la acogida, en el perdón, en el amor, en la reconciliación plena y gozosa, sin pedir explicaciones, no exigir nada, sólo dando. El cuadro expresa el gozo inefable de la vuelta a casa, del regreso al hogar. ¡Yo soy casa de Dios! Todos y cada podemos ser mutuamente el Padre que acoge, perdona y ama.